jueves, 6 de octubre de 2011

14 - SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO

Si Luz de luna representa el culmen del postmodernismo en televisión, podemos decir lo mismo sobre Si una noche de invierno un viajero en literatura.

Si una noche de invierno un viajero es un compendio de relatos que nunca acaban, atravesadas y relacionadas entre sí por otra línea narrativa. El Lector comienza un libro, el que da nombre a la novela de Italo Calvino, pero un error de encuadernación le impide continuar. La búsqueda del ejemplar correcto lo conduce a Fuera del poblado de Malbork, que también empieza una Lectora, Ludmilla. Otro error de encuadernación le lleva hasta otro libro, Asomándose desde la abrupta costa. Así, una serie consecutiva de accidentes los lleva a descubrir fragmentos de diez historias diferentes, que no llegan a finalizar nunca. Poco a poco surge una subtrama en la novela que nos lleva a una red de falsificadores de textos y a una conspiración mundial en la que intervienen facciones de distintos grupos en busca de la verdad en las ficciones.

Este argumento parece haber ejercido una notable influencia en la novela de Enrique Vila-Matas Historia abreviada de la literatura portátil; escritor, que se considera admirador de otro autor directamente relacionado con Calvino, y del que ha escrito: Entre los libros de primera hora que me cambiaron la vida, estuvieron siempre los de Perec, libros que recuerdo haber leído fascinado, devolviéndole al autor, página a página, cada uno de los eufóricos balones que lanzaba.

La búsqueda para encontrar el desenlace de las historias es el motor de desarrollo de este relato. Encontramos en esta obra cómo los universos de escritor, lector y artista se tejen alrededor del libro. Al comienzo del capítulo 2 podemos leer :

La novela comienza en una estación de ferrocarril, resopla una locomotora, un vaivén de pistones cubre la apertura del capítulo, una nube de humo esconde parte del primer párrafo.Entre el olor a estación pasa una ráfaga de olor a cantina de la estación.Hay alguien que está mirando a través de los vidrios empañados, abre la puerta encristalada del bar, todo es neblinoso, incluso dentro, como visto por ojos de miope, o bien por ojos irritados por granitos de carbón.Son las páginas del libro las que están empañadas como los cristales de un viejo tren, sobre las frases se posa la nube de humo.Es una noche lluviosa; el hombre entra en el bar; se desabrocha la gabardina húmeda; una nube de vapor lo envuelve; un silbido parte a lo largo de los rieles brillantes de lluvia hasta perderse de vista.”


Los juegos metaliterarios son constantes en la obra. En el capítulo 5 nos encontramos con este divertimento, una conversación entre un editor y un escritor :

 – Pero no podría, disculpe, oiga, las notas al pie de página meterlas todas en el texto, y el texto reducirlo un poquito, y a lo mejor, usted verá, ponerlo como nota a pie de página.

Referencia explícita o no, ese texto ya existía. El relato del escritor argentino Rodolfo Walsh Nota al pie desarrolla de forma extraordinaria esa premisa.

   El protagonista acude a la casa donde ha muerto un conocido suyo, relatando sus impresiones sobre él. A pie de página una leve nota deja constancia de los pensamientos del muerto. Página a página esas notas van adquiriendo mayor extensión, mientras que la narración propiamente dicha va decreciendo, hasta que finalmente las notas al pie de apropian del texto por completo. Es decir, Walsh juega con el texto y el paratexto, intercambiándolos lentamente a lo largo del cuento y haciendo que el primero se convierta en el segundo y viceversa.

   La primera definición de paratexto se halla en Palimpsestos. La literatura en segunda grado de Gérard Genette. Según éste, el paratexto es aquel mensaje que vehicula la relación de paratextualidad (una de las cinco variantes de la transtextualidad) que consiste en el estudio de aquellos textos que procuran un entorno variable al texto principal, es decir, el paratexto se refiere a

títulos, prefacios, epílogos, advertencias, prólogos, etc.; notas al margen, notas al pie de página, finales; epígrafes; ilustraciones; fajas, sobrecubierta y muchos otros tipos de señales accesorias.

Estas prácticas narrativas son usadas también por el mexicano Juan José Arreola en sus obras Bestiario o Confabulario. Por ejemplo, su cuento Navideña está formado únicamente por dos frases, cuya mayor parte está comprendida entre paréntesis.

    En el capítulo 6 Calvino propone otro juego metaliterario:

Por eso Marana propone al sultán una estratagema inspirada en la tradición literaria de Oriente : interrumpirá la traducción en el punto más apasionante y empezará a traducir otra novela, insertándola en la primera mediante cualquier expediente rudimentario, por ejemplo, un personaje de la primera novela que abre un libro y se pone a leer… También la segunda novela se interrumpirá y dejará su puesto a una tercera, que no avanzará mucho sin abrirse a una cuarta, y así sucesivamente…

    El referente de esta artimaña es claramente Las mil y una noches; sin embargo la novela que ha explorado más profundamente este tipo de estructura narrrativa es El manuscrito encontrado en Zaragoza del polaco Jan Potocki. Obra enormemente compleja y laberíntica, es deudora del Decamerón o Los cuentos de Canterbury , desarrollando hasta sus últimas consecuencias el artificio de la estructura en forma de “muñecas rusas”.

Italo Calvino fue uno de los fundadores del grupo Oulipo. Oulipo es el acrónimo de «Ouvroir de littérature potentielle», "Taller de literatura potencial" en castellano. Es un grupo de escritores en francés y matemáticos principalmente, que busca crear obras usando técnicas de escritura limitada (Littérature à contraintes). Sigue existiendo en la actualidad y tiene su propia página web :


Fue fundado en noviembre de 1960 por Raymond Queneau y François Le Lionnais. Éstos refundan el Seminario de Literatura Experimental (Sélitex), en torno al cual se había reunido un grupo de creadores no convencionales, y pasaron a denominarlo Taller de literatura potencial. Pertenecieron a este movimiento, entre otros, Julio Cortázar, Raymond Quenau, Georges Perec, Marcel Duchamp e Italo Calvino.

El movimiento enraíza formalmente, por su constitución como club selecto, secreto y no convencional, con el Colegio de Patafísica o el Club de los Savanturiers (fundado por el propio Queneau y Boris Vian) y renuncian desde el principio a afiliarse o erigirse como vanguardia alguna; no obstante, el método de búsqueda de nuevas estructuras formales continúa la senda que recorrió el surrealismo (movimiento en el que Queneau había iniciado su andadura artística y del que se alejó por desavenencias con André Breton) y el dadaísmo.

Su lema fundacional es: llamamos literatura potencial a la búsqueda de formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca.

El proceso unirá dos disciplinas, intuitiva y académicamente distintas, pero adoradas por igual por los seguidores del Oulipo: las matemáticas y la literatura. Así, conceptos como restricción (semántica, fonética, combinatoria, algoritmo, fractal) se importarán de las matemáticas para aplicarse sobre el material propio de la literatura: las palabras. Y en este proceso irán encontrando las posibilidades de la lengua, las potencialidades de la literatura.

El Oulipo no establece una normativa artística, sólo ofrece un procedimiento de creación. Lo empleó Queneau antes de la fundación del taller (Ejercicios de estilo, de 1947, en que se presentan hasta noventa y
nueve formas distintas de contar un mismo y trivial episodio ocurrido en un autobús) como después, Cien billones de poemas, consistente en diez sonetos, en los que en todos se mantiene la misma rima, así que cada verso puede ser sustituido por el verso correspondiente de otro soneto.

La vida instrucciones de uso, obra cumbre de Georges Perec está dedicada a la memoria de Raymond Queneau. A modo de puzzle, cuenta las vidas presentes y pretéritas de más de ciento noventa personajes que habitaron en una gran casona de en París. Perec es famoso también por el atrevimiento experimental de El secuestro, novela que, en su original francés, no contiene ninguna letra “e”, la más común en el idioma galo. En su traducción al castellano, la ausencia de la letra “e” fue sustituida por la “a”, la más frecuente en nuestra lengua. Desde luego, si alguien quiere hacer una tesis sobre la traducción como obra de arte y sus implicaciones con la polémica original-copia, tienen aquí un buen campo de estudio.

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